Tal vez no sea la amistad de estar metidos los unos en las casas de los otros o la bebedera venezolana sino más bien una relación de cierta distancia pero mucho respeto y admiración lo que nos une con cuatro colegas que han aparecido encabezando un artículo sobre las nuevas voces de la narrativa venezolana el pasado lunes 23 de abril: Roberto Echeto, Fedosy Santaella, Salvador Fleján y Rodrigo Blanco Calderón.
Con Roberto Echeto y Fedosy Santaella hemos compartido en el rol de profesores del Instituto de Creatividad y Comunicación, a través del programa superior de escritura creativa y de un curioso taller de creatividad -de Fedosy-, en una tarea que si bien parece confirmar una frase que tenemos tatuada como un insulto personal -cuando el pintor Manuel Quintana Castillo dijo que el problema del arte en Venezuela era que lo dominaba una efebocracia-, nos gusta pensar que ha contribuido en la reinvención de la tradición de los talleres literarios en Venezuela.
Roberto Echeto presenta... y Caja virtual y Los hermanos Chang son parte de nuestras fidelidades blogueras.
De Salvador Fleján, literariamente imperialista -norteamericanista, digamos- hasta los tuétanos, humilde como si siguiera bajo amenaza un precepto bíblico, compañero de clases en el taller de Oscar Marcano, nunca olvidaremos que en el bautizo del libro De la urbe para el orbe, él, sin conocernos, estuvo buscándonos y se acercó simplemente para decirnos que nuestro cuento "Virginia y tú" le había gustado y que él tenía uno parecido, "Grandeliga"; todo esto con un entusiasmo que recompensa la fidelidad a la vocación literaria.
Y con Rodrigo coincidimos hasta por accidente, las más notorias han sido nuestra lectura conjunta en la Semana de la narrativa urbana del año pasado y la publicación de la revista norteamericana Letra en ruta, cuyo número de esta primavera incluye cuentos de ambos. Aparte, esa estampa de Rodrigo de escritor no maldito, de escritor profesor, trabajador, intelectual, tan necesaria para contrastar con las estupideces de la pose de algunos de nuestros colegas, nos solidariza esencialmente.
Para nosotros ha sido un placer compartir con Salavador, Roberto, Fedosy y Rodrigo, la participación en este artículo publicado en el diario el mundo y cuya versión completa pueden leer siguiendo este link. Además, como en la prensa el espacio siempre limita, podrá leerse en el blog Cata vital el contenido íntegro de las entrevistas que nos hicieron.
Esto nos lleva al último punto. Los reportajes no se escriben solos, y los reportajes que apuestan a temas como la nueva narrativa joven venezolana, de una manera seria y sin ampararse en coyunturas, son más bien propios de revistas... y muy probablemente extranjeras.
Es entonces cuando debemos agradecer a Susana Funes, de la sección de Cultura del diario el mundo por un trabajo soberbio, para el cual, pese a conocer las limitaciones de espacio que tendría, no escatimó esfuerzos -entrevistas, fuentes, lecturas complementarias sobre el tema- hasta lograr consolidar un aporte muy importante a toda una generación de nuevos narradores.
En estos casos siempre voy con la frase de Roberto Arlt: "Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente sobre literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierren la violencia de un 'cross' a la mandíbula". Pero hoy agrego que también la crearemos y, sobre todo, el público venezolano la leerá mientra haya periodistas y críticos perseverantes y de trabajo honesto que cierren la tremenda brecha que hay una en una sociedad como la venezolana entre el autor, el libro y el lector.
¡Salud Roberto, Fedosy, Salvador, Rodrigo, y salud, Susana!
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario